La “Umbrella House” de Kazuo Shinohara: la casa es arte
27/09/2023
Hace pocos meses que esta magnífica vivienda, que el arquitecto japonés Kazuo Shinohara diseño y edificó en 1962, ha retornado a la actualidad. Sorprendentemente, la firma suiza de mobiliario VITRA ha re-construido la obra en su célebre Vitra Campus.
En efecto, la vivienda se ubica actualmente en una zona verde del campus, formada por una suave colina y una vegetación muy ligera que la rodea, en círculo; y comparte vecindario con obras tan potentes y notorias como los nombres de sus autores: la rodean edificios mucho más grandes de Frank Ghery, Herzog y de Meuron, SANAA, etc. No por ello, sin embargo, la “umbrella house” se aminora; al contrario, esta pequeñísima casa entraña una fuerza especial, como lo hacen la mayoría de casas que construyo el maestro japonés.
Efectivamente, la casa paraguas es un magnífico ejemplo que atestigua perfectamente el concepto de “hogar” y de espacio doméstico que desarrolló a lo largo de su carrera Shinohara. Sus casas mantienen una fortísima dualidad entre la tradición constructiva japonesa y una gran abstracción en sus formas y estética, al tiempo que la estructura siempre adquiere una presencia especial y entra en una bella relación con la iluminación natural que baña los espacios. Todo ello hace que los espacios domésticos de Shinohara emocionen profundamente al habitante.
Vitra, consciente del valor de sus obras, y de la “umbrella House” en particular, actuó rápido cuando descubrió la noticia de que esta iba a ser demolida. Con el fin de recuperar la obra, se desmontaron, una a una, todas las piezas de su estructura de madera, así como otros elementos que no estaban degradados; se trasladaron a Basilea y, ya en el Vitra Campus, se volvieron a ensamblar con los consiguientes trabajos de reparación y restauración. El resultado, sin duda, es extraordinario.
La casa en sí es tan sencilla como perfecta: se trata de una cuadrado perfecto en planta, y su interior se divide en cuatro espacios sutilmente separados entre sí gracias a la estructura y una suerte de cortina de lamas de madera que pende de aquella. Tales espacios son: la zona de aseo, la cocina y comedor, el estar, y el tatami. Cada cara del cuadrado da lugar a una fachada abstracta que cuenta con un panel corredero; una suerte de Shoji de exterior que permite que cada uno de los citados cuatro espacios tenga una relación directa con el exterior y una iluminación difusa permanente.
Todos ello, sin embargo, se encuentra dispuesto bajo un mismo techo, muy potente: una cubierta piramidal con estructura de vigas concéntricas en cuyo punto superior producen una especie de óculo. Por allí, todo el interior se baña una suave luz natural. El nombre de la casa se hace así lógico: la estructura de la cubierta recuerda a la estructura de los paraguas tradicionales japoneses.
Al tiempo que diseñaba y construía esta casa, Shinohara escribió un texto que se ha convertido en una suerte de manifiesto de su modo de pensar y de hacer arquitectura: “La casa es arte”. En el Shinohara realiza alegato a la capacidad que tiene la arquitectura doméstica para emocionar al habitante, e impactar de un modo positivo, a través del habitar, en el ámbito cultural y social de las ciudades. La casa Paraguas, qué duda cabe, es un perfecto ejemplo de este credo.