Verne Workspace
El proyecto consiste en la reforma integral de un antiguo y amplio local, en parte de uso industrial, para albergar los nuevos espacios de trabajo de las empresas Verne Arquitectura y BigD Design that matters.
Pamplona
Interior
2020
El local, emplazado muy cerca del centro urbano de Pamplona, cuenta de origen con dos ámbitos diferentes: un espacio inicial, de casi 5 metros de altura, situado bajo un edificio de viviendas de los años 50; y un espacio anexo, de mayor tamaño y altura, que era inicialmente una nave industrial.
El diseño responde a la doble condición espacial del local. Así, en la parte inicial, algo más baja, se sitúa el acceso, un amplio espacio que funciona como vestíbulo, un taller con acceso independiente y la gran escalera que conduce a la planta superior; donde se ubican un despacho y dos salas de reuniones. Se pretendió situar en esta zona todos los espacios que necesitaban cierta compartimentación para liberar por completo el segundo ámbito, el gran espacio de trabajo, que se sitúa en el recinto de la antigua nave industrial.
En efecto, la nave contiene el espacio diáfano de trabajo; es el ámbito estrella del proyecto: unas enormes mesas conviven con una larga librería, estanterías para materiales y prototipos, y una pequeña zona abierta de office. Dos ventanales gigantescos bañan de luz al espacio, que queda dominado en su parte superior por la presencia de la antigua estructura de la nave -unos arcos con tensores de acero- y los tubos helicoidales de la instalación de ventilación; que se deja vista en casi todo su recorrido.
Una apuesta por espacios de trabajo totalmente abiertos, diáfanos y conectados entre sí, tratando de prescindir de particiones interiores lo máximo posble, de tal modo que el espacio original -en especial el ámbito de la nave- recuperara su condición inicial, de gran potencia e interés.
Sobre la zona de trabajo vuelcan, igualmente, las dos salas de reuniones que quedan suspendidas en el aire situadas a medio camino entre la zona inicial y la zona de la nave. La estructura que las sustenta es extremadamente ligera, puesto que el forjado se conforma con paneles de CLT que apoyan en los extremos de la nave y cuelgan en el centro del vano. Así, se libera el espacio inferior de cualquier elemento vertical de apoyo.
La elección de los materiales refleja igualmente la doble condición espacial del proyecto. Por ende, en la zona inicial se emplea el policarbonato, tanto para la fachada como para las particiones interiores, de tal modo que la luz diurna atraviesa dichos paramentos suavemente y baña el interior. Comparte protagonismo con el anterior, el metal lacado en blanco, ligero y luminoso; ya sea en las puertas de acceso ejecutadas con malla deployé, en el altillo de tramex que contiene las instalaciones, en la estructura de la escalera o en las propias carpinterías del policarbonato.
En el segundo espacio, el ámbito de la nave, se produce un cambio, anticipado ya por el forjado de CLT. Así, el policarbonato cede su protagonismo ahora a la madera de abeto, que baña algunas paredes gracias a los armarios y a las estanterías. Si antes el policarbonato aportaba luminosidad al ámbito de acceso, ahora la madera aporta cierta calidez y calma al espacio de trabajo.
Junto a los materiales anteriores, y al blanco de las paredes laterales y techos, completan la paleta los materiales empleados en suelos: en la planta superior se disponen piezas de 15cmx15cm cerámica no esmaltada; y en la planta baja se recurre a un bello terrazo con fragmentos de mármol blanco y fondo gris. Ambos, la cerámica y el terrazo, buscan recuperar el “sabor” industrial relacionado con el origen del local.
La misma intención persigue, de hecho, el diseño de las instalaciones: tanto los tubos de la ventilación con parte de la maquinaria se dejan deliberadamente a la vista; siempre, claro, en lugares perfectamente elegidos. Se produce así un diálogo interesante entre elementos pseudoindustriales como dichos suelos, las instalaciones o incluso el policarbonato, con las superficies más cálidas de la madera o la ejecución minuciosa de muchos detalles; como rodapiés enrasados, fosas en el pladur, puertas sin marcos visibles, etc.
Por último, toda la operación se completa con una cuidadosa elección del mobiliario: se busca colocar piezas que concuerden con la condición tan abierta, creativa y cotundente de los espacios; y con los efectos ya citados que producen los materiales. Así, se emplean en las salas de reuniones piezas más coloridas diseñadas por los Eames y distribuidas por VITRA. Y, en cambio, se utilizan elementos algo más contenidos y más técnicos en el ámbito inferior, como son las sillas ID Mesh, una mesa alta Ad Hoc de Citterio, los tabuertes HAL, también de VITRA; y las mesas Tec de Dynamobel.
Los colores rojo, azul mar y gris perla de las sillas penetran en el espacio de trabajo a través de los vidrios de las dos salas de reuniones. Se mezclan así con la calidez de la madera, el verde de las plantas que pueblan el espacio y, sobre todo, con la luz que entra a través de los ventanales. Todo ello configura un espacio de trabajo libre, dinámico y muy amplio, que resulta idóneo para dos empresas que, bien en la arquitectura o bien en el diseño industrial, afrontan sus tareas con gran creatividad.