Casa Salinas
Eliminar pasillos para simplificar las comunicaciones interiores y dotar al mayor número de estancias posibles de luz natural, fueron premisas que se persiguieron desde un inicio.
Marbella
Interior
2017
El inmueble sobre el que se proyectó la Casa Salinas, se componía de numerosas estancias independientes, torpemente comunicadas entre sí a través de pasillos interiores, largos y deficientemente iluminados.
En la nueva propuesta se sustituyen los antiguos corredores por espacios que poseen una función programática, como biblioteca, recepción u office, y que, a su vez, son espacios de transición de la vivienda.
Las dimensiones de estos espacios poco se parecen a las de un pasillo tradicional y han sido diseñados con materiales nobles, como el mármol y la madera, presentados en colores claros y texturas suaves para potenciar una mayor sensación de luminosidad.
Un armario blanco, que atraviesa la vivienda, transversal y longitudinalmente, es precisamente el elemento de mobiliario que vertebra el espacio común. Este armario, construido en madera de roble lacada en su parte exterior y madera de manzano en el interior, acompaña la circulación de los habitantes de la casa desde el recibidor hasta el estar. Se interrumpe para dejar paso hacia la cocina, la biblioteca o la habitación principal convirtiéndose en el elemento protagonista de todas las estancias comunes de la vivienda.
Los espacios están abiertos al salón y la cocina, lo que permite entender la zona común de la vivienda como un espacio único distribuido por elementos de mobiliario que lo estructuran.
El pavimento juega también un papel esencial. Las grandes piezas de mármol Calacatta se extienden a lo largo de toda la casa, incluso en dormitorios y terrazas, aportando la diafanidad y la frescura que toda vivienda mediterránea necesita.
En definitiva, la Casa Salinas es una casa de verano, amplia y luminosa, diseñada para una persona moderna, que aprecia la sencillez y la sobriedad en la arquitectura. Una casa práctica y confortable cuyos espacios remiten a la calma y a la esencia del mediterráneo.
Con el fin de reflejar adecuadamente los citados valores arquitectónicos y espaciales, se decidió realizar el reportaje fotográfico en un momento muy singular: en el punto en el que los habitantes acceden por primera vez a la vivienda, descubren la obra, y comienzan a organizar el mobiliario. De este modo, destacan las formas y materiales que configuran los espacios, mientras las piezas de mobiliario se convierten en actores de una escena, cuyo telón de fondo es la textura blanca del suelo y de las paredes.
