Casa Veoveo
En ciertas ocasiones, el mayor valor de una casa es su relación con el exterior más inmediato, sus vistas a un jardín lleno de vegetación. Tal es el caso de la Veoveo House; una pequeña ampliación de una gran vivienda unifamiliar constuirda en los años ochenta.
Artica
Arquitectura
2017
La casa Veoveo es una caja pétrea que se posa sobre una antigua terraza y se perfora en dos puntos muy concretos: el primero punto es un gran "ojo" en el frente principal, que mira fijamente sobre el jardín, siempre tan verde y tan cuidado por los propietarios. El segundo punto, en cambio, es una grieta horizontal, un "ojo" rasgado, orientado hacia el norte y que permite las vistas hacia la cima del monte San Cristóbal. De este modo, el proyecto pone en valor, subraya incluso, el entorno tan agradable que ya rodeaba a la vivienda unifamiliar pre-existente.
Con sus formas más contemporáneas y rotundas, y con sus materiales pétreos, la casa Veoveo contrasta fuertemente con aquélla vivienda previa, de carácter más tradicional. Por medio del contraste, sin embargo, se consigue cierta armonía visual: la nueva casita no se pelea con la casa existente, simplemente es distinta, actual.
El proyecto, en definitiva, consiste en una ampliación para albergar un cuarto de juegos y sala de estar para niños. De ahí que el interior haga uso del color, sin caer en contrastes agresivos, con pinturas azuladas y rosáceas y mobiliario de color verde. También la madera juega un papel importante en la paleta de materiales interiores, así como el metal cobrizo de las carpinterías. El mobiliario, por otro lado, no está menos cuidado: piezas de Knoll, un mueble verde de USM o la estantería Graduate de Molteni dialogan entre sí, y dialogan también con los colores de las paredes y con la vegetación del paisaje que “entra” a través de las ventanas.
Un punto singular del proyecto reside en el despiece de la fachada. Se prestó especial atención a la división en piezas de la misma, buscando que todas las líneas fueran coincidentes con los límites del volumen y de los huecos. En los huecos, precisamente, es donde el despiece alcanza su punto más complejo, dado que el plano de la fachada gira para convertirse en una suerte de “abocinamiento”. Se calculó expresamente el tamaño de la cada pieza para que, pese a su posición inclinada, la retícula de líneas mantuviera las citadas alineaciones.
Una vez posada sobre la antigua terraza, la nueva “cajita” de piedra aporta cierta serenidad; aporta, es más, la sensación de haber existido siempre. El hueco rasgado de la fachada lateral se asoma a través de la valla perimetral del terreno. Y el otro hueco, el grande, vigila el jardín. Por debajo, un tercer hueco, terminado con puertas correderas de madera de roble, culmina el juego de aperturas y relaciones interior-exterior o casa-jardín.